«La curiosidad es hija de la ignorancia y madre de la ciencia» (Giambattista Vico, abogado y filósofo napolitano)
El jueves la NASA logró llevar un nuevo rover, el Perseverance, a Marte, tras unos 8 meses de viaje. Es el vehículo más avanzado y tiene 2 grandes misiones: buscar rastros de vida y empezar a testear la posibilidad de generar oxígeno artificialmente.
Este gran triunfo tecnológico es sólo una versión sofisticada de algo que venimos haciendo desde hace millones de años: explorar, conocer, avanzar. En honor a ese espíritu que nos acompaña desde el inicio de nuestra existencia se trae no una o dos, sino un compendio de 3 imágenes que reflejan muy bien esa dinámica. A la izquierda, dos homínidos dejaron las primeras huellas de las que se tenga registro en Tanzania. En el centro, las huellas que dejaron los astronautas estadounidenses en la luna con la misión Apolo XI y a la derecha, el vehículo Oppy, representando nuestros primeros pasos en Marte.
Como bien se dice en este (excelente) blog de donde tomo la imagen, la expansión del género humano delega en su técnica, y no en su pies. Hemos dado estos grandes pasos basándonos en nuestra cultura, no en nuestro cuerpo. Nuestro fenotipo extendido -la cultura- acumula y selecciona potentes herramientas para avanzar hacia lejanos confines.
Esas huellas son los primeros pasos en distintos entornos. Las imágenes que siguen son las últimas «huellas», en sentido amplio, que se han dado en Marte:
El protagonista, antes de salir a su aventura:
Perseverance aterrizando (sí, está bien dicho y se prefiere por sobre amartizar) en Marte, visto desde el cohete que le ayudó en su descenso:
La foto que hizo historia (aunque la original fue en blanco y negro). Es la forma que tiene el rover de decir que aterrizó y está ok. La precisión científica hizo que una máquina despegara del planeta Tierra, recorriera durante 8 meses 54.6 millones de kms, pasar los llamados «7 minutos de terror» en el que a una velocidad de 20.000 km/h debe pasar a 0, asegurándose de descender de forma autónoma en un lugar seguro a pesar del terreno irregular; todo esto con un margen de error de 3 km. (Para que después venga alguien a decir que la ciencia es sólo un discurso más).